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mayo – agosto 2021

Un nuevo hogar para los menonitas de la Vieja Orden

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mayo – agosto 2021índice

A New Home for the Old Colony Mennonites

Resumen

A propósito de la celebración del 60 aniversario de la inauguración del Ferrocarril Chihuahua Pacífico, este artículo intenta presentar un acercamiento a un pequeño encuentro de dos mundos que inició en 1922, cuando un grupo de menonitas procedente de Canadá llegó en tren para establecerse en el estado de Chihuahua. Aunque los menonitas no solamente se quedaron en este estado, pues después de esta fecha migraron a otros lugares, en este artículo se hablará exclusivamente del grupo que llegó a San Antonio de Arenales, hoy Ciudad Cuauhtémoc. De esta manera, se expondrá brevemente quiénes son los menonitas y por qué su forma de vida es tan peculiar, para después hacer un breve relato de la historia de la estación de San Antonio de Arenales. Finalmente, se explicarán las razones por las cuales este grupo llegó a nuestro país, así como las consecuencias de la decisión de comprar y ocupar estas tierras.

Palabras clave: Menonitas, colonias, San Antonio de Arenales, Ferrocarril de Noroeste, grupos culturales.

Abstract

Regarding the celebration of the 60th anniversary of the inauguration of the Chihuahua Pacífico Railroad, this article tries to present an approach to a small meeting of two worlds that began in 1922, when a group of Mennonites from Canada arrived by train to settle in the state. from Chihuahua. Although the Mennonites not only stayed in this state, since after this date they migrated to other places, this article will talk exclusively about the group that arrived in San Antonio de Arenales, today Ciudad Cuauhtémoc. In this way, it will be briefly explained who the Mennonites are and why their way of life is so peculiar, and then a brief account of the history of the San Antonio de Arenales station will be made. Finally, the reasons why this group came to our country will be explained, as well as the consequences of the decision to buy and occupy these lands.

Keywords: Mennonites, colonies, San Antonio de Arenales, Ferrocarril de Noroeste, cultural groups.

Los Menonitas

Los menonitas son un grupo religioso anabaptista cuyos orígenes se remontan a la Reforma protestante del siglo XVI. 2 2 Entrevista a Lisa Wolf, realizada por Lucero García el 11 de julio de 2013.  Reciben su nombre de un sacerdote católico holandés que se convirtió al anabaptismo, llamado Menno Simons, quien en 1536 fijó los principios de su movimiento religioso, los cuales incluían oposición a: el bautismo para los bebés y niños, el pago de indulgencias, el sistema monástico, el reconocimiento del Papa como autoridad eclesiástica, el ayuno, la confesión, la adoración de los santos, el celibato del clero, las peregrinaciones, el apoyo a cualquier movimiento armado y el servicio militar. En ese sentido, sus seguidores, bautizados únicamente como adultos, debían llevar una vida pacífica y simple, separada del mundo terrenal para evitar caer en pecado. 3 3 Luis Aboites, “Presencia menonita en México”, en María Elena Ota (coord.), Destino México: un estudio de las migraciones internacionales a México, siglos XIX y XX, Vol. II, México, COLMEX, 1993, p. 3; Harry Lowen y Steven M. Nolt, Through Fire and Water, Scottdale Pensilvania, Herald Press, 2010, pp. 95-103; J.C. Wenger, ¿Cómo surgieron los menonitas? Pensilvaia, Herald Press, 1979, p. 51.

Por estas razones y con el objetivo de llevar una vida lo más cercana posible a las enseñanzas de Cristo, las agrupaciones menonitas establecen gobiernos locales e independientes y mantienen sus propios medios lingüísticos, educativos y culturales. Consideran que el acercamiento a otras sociedades puede llevar a la asimilación y abrogación de sus costumbres, por lo que prefieren mantenerse alejados de los demás. 4 4 Victor Hugo Morales Meléndez y Luis Ricardo López Figueroa, “La política de la inmigración de México. Interés nacional e imagen internacional”, en Foro Internacional, No. 1, 1999, pp. 65-92.

Así, con el objetivo de proteger sus costumbres y poner en práctica su estilo de vida sin interferencia del Estado, la historia de los menonitas se ha caracterizado por las migraciones repetidas de los miembros de los grupos más conservadores. En el caso que nos ocupa, el grupo de los menonitas de la Vieja Orden u Altkolonier ha migrado de Polonia (1534-1789) a Ucrania (1789-1874) y luego a Canadá (1874-1922) pues los gobiernos de dichos países terminaron por liberalizar las concesiones que les otorgaron en un inicio, relativas a la exención del servicio militar y al derecho de tener sus propias escuelas. 5 5 Estas fechas marcan los años en que llegaron los menonitas y emigraron los miembros de los grupos más conservadores.  En Canadá, a partir de la Primera Guerra Mundial, las autoridades expidieron nuevas leyes estatales que prohibieron la existencia de las escuelas privadas de los menonitas, así como disposiciones que los obligaban a prestar servicio en el ejército. Por lo tanto, los grupos más conservadores decidieron buscar, como era habitual para ellos, un nuevo lugar donde establecerse y como se verá más adelante, escogieron tierras del estado de Chihuahua para formar su nuevo hogar.

San Antonio de Arenales y su estación de ferrocarril

El último día del siglo XIX, el 31 de diciembre de 1899, la historia de San Antonio de Arenales, un rancho chihuahuense perteneciente a la Hacienda Bustillos, cambió para siempre al inaugurarse la estación de ferrocarril que llevaba el mismo nombre. 6 6 Juan Ramón Camacho, Un pueblo del centenario: Cuauhtémoc, Chih, México, Doble Hélice, 2010, p. 9  Y aunque este hecho marcó el rumbo económico de este lugar, originalmente no estaba contemplado que el trazo del Ferrocarril del Noroeste pasara por ahí, sino por el centro minero de Cusihuariáchic, tal como se hizo en el reconocimiento del terreno y en el levantamiento de planos que se elaboró al constituirse en 1897 la compañía del Ferrocarril de Chihuahua al Pacífico. 7 7 Ibid, p. 10  En 1898, con la reglamentación para las concesiones a empresarios norteamericanos para la construcción de las líneas México-Paso Norte, México-Manzanillo y México-Nuevo Laredo con el objetivo de comerciar desde el norte de México hacia el Pacífico, se orientó la terminación de los tramos faltantes del ferrocarril de Chihuahua para conectar a la capital del estado con el noroeste. 8 8 Rodolfo Torres, Crónicas Cuauhtémenses, México, Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz”, 2007, p. 56  Tal como lo menciona Aboites:

Esa línea férrea, construida entre 1899 y 1905 por una compañía norteamericana vinculada a capitales locales, apuntaló la vieja ruta que había unido por lo menos desde el siglo XVII a la ciudad de Chihuahua con la extensa zona de lomeríos y sierras situada al oeste de la capital del estado. Allí habían coexistido las misiones jesuitas con ranchos y haciendas de españoles y criollos con minerales grandes y pequeños explotados por una población dispersa… 9 9 Luis Aboites, op cit, 1992, p. 11

Así, el 15 de julio de 1899 se inauguró la sección del ferrocarril que iba de Chihuahua a las poblaciones de Santa Isabel y San Andrés. 10 10 Juan Ramón Camacho, op cit, p. 10  De ahí la línea seguiría hacia Cusihuariáchic, pero al parecer la decisión de cambiar de rumbo fue tomada sobre la marcha, y se hizo por dos razones. La primera es que la situación minera en Cusi no era del todo buena, pues en 1890 un incendió terminó con las instalaciones de la principal compañía y para 1900 este escenario no había mejorado del todo. 11 11 Luis Aboites, op cit , 1992, p. 11  La segunda se debe al crecimiento de la Hacienda ganadera Bustillos, cuyos dueños eran los Zuloaga, una de las principales familias de hacendados porfirianos del estado. Gracias a un aumento en producción de bienes ganaderos y agrícolas, la familia ordenó a finales del siglo XIX la construcción de un almacén en San Antonio de Arenales. “Granos y ganado se embarcaban y desembarcaban en este punto, lo cual apareció como la justificación primera para el establecimiento de la estación del tren”. 12 12 Juan Ramón Camacho, op cit, p. 45

Fue la misma casa Zuloaga la que escogió este lugar como el más adecuado para el embarque de su ganado y demás productos del latifundio. Aunque la línea del Ferrocarril del Noroeste había instalado por lo menos tres puntos de embarque para todos los bienes que se producían en la hacienda, el más importante era San Antonio, 13 13 Luis Aboites, op cit, 1992, p. 11  “Y en efecto, la estratégica colina de San Antonio de Arenales les permitió a los mayordomos y caporales de la hacienda supervisar desde lo alto y por muchos kilómetros a la redonda el movimiento del ganado vacuno destinado a ser embarcado para los mercados del país o del extranjero”. 14 14 Pedro Castro, Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua. Crónica de su fundación, México, CONACULTA/Universidad Autónoma Metropolitana, 2000, p. 25  Además, fue una base importante para el movimiento de pasajeros, pues gente de los poblados cercanos, incluido Cusihuariáchic, acudía a tomar el tren a esa estación. De hecho, no fue hasta el 8 de octubre de 1911 que el entonces gobernador del estado, Abraham González, inauguró el ramal del ferrocarril que conectaba a este centro minero con San Antonio de Arenales. 15 15 Lorenza Verónica Pérez, “Del rancho de San Antonio de los Arenales a Ciudad Cuauhtémoc” en Correo del norte, Edición especial Cuauhtémoc, septiembre de 2008, p. 1.

Y entonces, gracias al arribo del ferrocarril que enlazaría a Chihuahua con el Pacífico, el poblado de San Antonio de Arenales comenzó a crecer y se convirtió en un nudo comercial importante de la región. Sin embargo, pasada la Revolución, la Hacienda Bustillos quedó en la ruina pues la familia Zuloaga “ligó su destino a la suerte militar y política de Villa” 16 16 Pedro Castro, op cit, p. 24.  y debido a las exigencias de la lucha armada, perdió su producto más preciado: el ganado. A principios de los años veinte “la hacienda era entonces un páramo gigantesco, ocupado solamente en una mínima parte por la agricultura y por el casco de la hacienda. Y sus dueños, los Zuloaga, buscaban nuevos caminos para su heredad”. 17 17 Ibid, p. 30.  Además, el porvenir del latifundio se encontraba amenazado por las demandas agraristas que, con base en la Ley de Ejidos y Reglamento Agrario, buscaban dotar de tierras y ampliar los ejidos de los agricultores que se encontraban establecidos en San Antonio de Arenales.

Y en este contexto, apareció en el panorama un grupo canadiense de Menonitas de la Viaje Orden, el cual buscaba comprar tierras en otro país para conservar su forma de vida tradicional. Y San Antonio de Arenales les pareció un lugar ideal para establecerse por varias razones, una de las cuales fue que estas tierras estaban situadas junto a la línea del ferrocarril, lo que significaba comunicación con la frontera y por lo tanto un viaje relativamente fácil y económico desde Canadá.

Chihuahua, el lugar ideal

De acuerdo con Andrea Dyck, existen dos explicaciones de por qué los menonitas decidieron organizar un primer viaje para venir a México. 18 18 Andrea Dyck, “And in Mexico we found what we had lost in Canada”, en ProQuest Dissertations and Theses: The Humanities and Social Sciences Collection, Canadá, Universidad de Winnipeg, 2007, pp. 5-6.  Según la versión inicial, durante un viaje a Sudamérica la delegación se encontró con el cónsul mexicano en Buenos Aires, quien les manifestó que las condiciones políticas y económicas de México eran mucho más favorables de lo que se imaginaban. La segunda versión establece que un representante del gobierno mexicano, Daniel Salas López, se acercó a los menonitas de la provincia de Saskatchewan en 1920, cuando aún estaban negociando con el gobierno de Canadá una solución a los problemas de las escuelas y el servicio militar.

De cualquier forma, lo cierto es que los primeros menonitas que enviaron una delegación exploratoria a México en 1920 fueron los Altkolonier que habitaban la región de Hague-Osler, en la provincia de Saskatchewan. Y desde este primer momento, comenzaron a plantear la posibilidad de recibir una carta de concesiones de parte del gobierno mexicano con las libertades que consideraban les ayudarían a mantener su estilo de vida tradicional. 19 19 Walter Schmiedehaus, “Datos históricos y particulares sobre el principio de la colonización menonita”, en Boletín de la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos, No. 9, t. V,, 1926, pp. 351-358.  Por esta misma razón, a principios de 1921 se formó una segunda delegación que visitó México, la cual contó con representantes de las comunidades interesadas en migrar. Cabe señalar que “la empresa del Ferrocarril del Noroeste, que veía el establecimiento de los menonitas en Chihuahua como de mucho beneficio para el futuro de su negocio, proporcionó a Wiebe y los menonitas encargados de inspeccionar los terrenos un vagón pulman con pasajes gratis para el viaje de Canadá a México”. 21 21 Taylor Hansen y Lawrence Douglas, “Las migraciones menonitas al norte de México entre 1922 y 1940”, en Migraciones Internacionales, No. 1, 2005, p. 18.

Estos menonitas llegaron a El Paso, Texas, el 28 de enero de 1921, donde se les unió Daniel Salas López como su intérprete. Cinco días más tarde, el grupo entró a México por Nogales, Arizona y desde este momento, se dedicó a inspeccionar algunos terrenos en los estados de Sonora, Sinaloa, Nayarit y Jalisco. No obstante, ninguno les pareció adecuado pues según ellos, la tierra era muy árida para sus cultivos, los cuales consistían principalmente en granos y cereales como el trigo, la avena y la cebada. La delegación menonita continuó, entonces, su viaje hacia la ciudad de México vía Guadalajara. Llegaron a la capital del país el 16 de febrero por la mañana y al día siguiente se entrevistaron con el Secretario de Agricultura y Fomento y con el presidente de México. 22 22 Johan Löppky, “El Relato de un viaje a México en 1921” en Patricia Barragán, Los menonitas en la historia del derecho: un estudio jurídico particular, Durango, Universidad Juárez del Estado de Durango, 2006, pp. 185-223.

Durante esta visita, los menonitas expresaron su deseo de establecerse en México, solicitando por parte del gobierno mexicano una serie de concesiones las cuales, según ellos, eran indispensables para mantener su forma de vida. Obregón discutió con ellos punto por punto los motivos para inmigrar a México y la posibilidad del otorgamiento de libertades relativas al respeto de sus costumbres y religión. Aunque se mostró reticente respecto a la cuestión de permitir el establecimiento de escuelas sectarias y la enseñanza en alemán, el presidente cedió en el asunto y durante los siguientes días les otorgó la documentación donde constaban las libertades solicitadas. 23 23 Ídem

De la ciudad de México los menonitas partieron rumbo a Durango y Chihuahua y durante los siguientes días de marzo de 1921 se dedicaron a explorar algunos terrenos en venta. En Chihuahua, una vez que inspeccionaron San Antonio de Arenales, los menonitas consideraron que dichas tierras eran las que más les convenían pues supusieron que sus cosechas, principalmente el trigo, se adaptarían bien al lugar. Además, la zona se encontraba en un lugar relativamente poco poblado y, como se mencionó con anterioridad, cerca de la ruta ferroviaria del Ferrocarril del Noroeste. 24 24 La zona de los llanos de Cuauhtémoc se halla situada a 2 200 metros sobre el nivel del mar y son llanuras cubiertas de pastos, así como agostaderos donde no hay arbustos ni vegetación arborescente de ningún tipo. La precipitación pluvial es en promedio de 600 mm anuales, de los cuales 530 corresponden a los meses de junio a septiembre y 130 a los de octubre a febrero. Aparentemente esta última es una cantidad insuficiente para los cultivos de invierno; pero debido la consistencia del suelo, rojizo, con grava y con un estrato impermeable a poca profundidad, el suelo conserva la humedad de las lluvias de verano. Además, muy cerca de los llanos se encuentra la laguna de Bustillos, la cual también provee de agua a la región. Véase, Moisés T. De la Peña, “Problemas demográficos agrarios”, en Problemas Agrícolas e Industriales de México, No. 3 y 4, 1950, p. 268.  Con la aprobación presidencial en mano, los delegados abandonaron nuestro país el 12 de marzo de 1921 y una vez en Canadá, comenzaron con las gestiones para llevar a cabo la compra de tierras y procedieron entonces a negociar con la casa Zuloaga la adquisición de 100 000 hectáreas pertenecientes al latifundio de Bustillos. 25 25 En el verano de 1922 algunos Sommerfelder de Canadá compraron 6 mil hectáreas de terrenos pertenecientes al banquero chihuahuense David S. Russek, en la ex hacienda de Santa Clara, la cual colindaba al norte con la hacienda Bustillos. De esta forma, el 14 de agosto de 1922 el subsecretario de agricultura, J. Pedrero Córdova, confirmó el contenido de la carta de privilegios concedida el 25 de febrero de 1921, pero les concedió dos cláusulas adicionales más: “los miembros de su grupo y sus descendientes gozarán de absoluta libertad para salir de este país cuando a sus intereses convenga… y el Gobierno Mexicano otorgará amplia protección, dentro y fuera de nuestras leyes, a las vidas e intereses de todos los miembros de su grupo”. Véase: Rodolfo Torres, op cit, p. 88. Cuando se enteraron de estas concesiones, los colonos de Bustillos las solicitaron y las obtuvieron también el 3 de octubre de 1922. Véase, Fernando Suárez, “Colonias menonitas: aspectos generales sobre los acuerdos políticos y jurídicos de su formación”, en Protocolo, No, 8, 2000, p. 10.

Con la organización de la compra de estas tierras, el plan de pagos negociado, los trabajos de deslinde listos y la proyección de los campos realizada, los primeros 400 menonitas dejaron Canadá el 1 de marzo de 1922 a bordo de seis trenes pagados por ellos mismos; cada tren costó 30 000 dólares. 26 26 Miguel Ángel Parra, Cuauhtémoc. Tierra Fértil y Prodigiosa, México, Servicios Informativos del Norte, 1999, p. 73.  Después de llegar a El Paso, Texas, los inmigrantes continuaron su viaje por el Ferrocarril del Noroeste hasta su destino final: la estación de San Antonio de Arenales. Para asegurar su traslado, el mismo presidente Obregón giró instrucciones al general Juan Andreu Almazán, entonces jefe de operaciones militares en Chihuahua, para que instalara tropas a lo largo de la ruta ferroviaria. 27 27 Taylor Hansen y Lawrencie Douglas, op cit, p. 20.

“Menonitas de la Vieja Orden dejan la estación de Hague-Osler rumbo a México en la década de 1920”
Fuente: s/a, “Aeltester Johann Loepkky”. Journal on a Trip to México – 1921” en Preservings, No. 26, 2006, p. 39.

Así, estos inmigrantes llegaron a su nuevo hogar el día 7 del mismo mes y año. 28 28 “First lot of 150 mennonites here”, Excélsior, 7 de marzo de 1922 y “Telegrama de Braniff a Obregón”, 3 de marzo de 1922, AGN, Fondo O-C, Exp. 823-M-3. Trajeron consigo, sin pagar derechos de importación, diversas pertenencias a fin de dedicarse inmediatamente al cultivo de las tierras: objetos personales, menaje de casa, carros de transporte, caballos de tiro, vacas lecheras, pollos, gansos, cerdos, implementos agrícolas, semillas para la siembra, maderas y materiales para la construcción de sus casas. 29 29 Luis Aboites, op cit, 1993, p. 13.

«Menonitas de la Vieja Orden partiendo a México desde la estación de Hague-Osler, Canadá, en 1920”.
Fuente: s/a, “Aeltester Johann Loepkky”. Journal on a Trip to México – 1921” en Preservings, No. 26, 2006, p. 42.
“Menonitas de la Vieja Orden partiendo a México desde la estación de Hague-Osler, Canadá, en 1920”.
Fuente: s/a, “Aeltester Johann Loepkky”. Journal on a Trip to México – 1921” en Preservings, No. 26, 2006, p. 42.

Rápidamente comenzaron a desembarcar, pues debían instalarse lo antes posible y desocupar en dos días los vagones, ya que los trenes debían regresar a Canadá. 30 30 Katherine Renpenning, Mennoniten in Chihuahua. Crónicas y testimonios de la vida y migración menonita en Chihuahua, México, CONACULTA, 2008, p. 200. Su llegada y desembarco fue muy impresionante para los miembros de esta secta religiosa, pues llegaban a tierras que jamás habían visto:

Relatan los viejos menonitas que la impresión que tuvieron al llegar a estas lejanas tierras secas y desoladas fue de una gran tristeza, porque en realidad se habían forjado otra idea muy diferente de la que sus ojos ahora veían. Tierra seca, barrida por el viento, sin el verdor al que estaban acostumbrados en la hermosa Canadá. Lomas pelonas, desierto solamente, desierto y frío […] Todo fue para ellos muy duro, muy difícil, por desconocido. Porque, para empezar, el hombre, aún el más experimentado que fuera, se enfrentaba a una tierra que apenas se estaba limpiando la sangre de una revolución que la había dejado desolada, herida. 31 31 Felipe Valera, Ciudad Cuauhtémoc. Su Historia, México, Doble Hélice, 1991, p. 101.

Así, los primeros menonitas bajaron de los vagones, no sin cierto temor, pues todo era una sorpresa para ellos. Y al mismo tiempo, para los mexicanos que habitaban en ese momento San Antonio de Arenales, la llegada de estos inmigrantes les ocasionó desconcierto, ya que eran personas muy diferentes a ellos. De hecho, alrededor de los carros de tren se fue formando un gran número de personas admiradas de la rara vestimenta de los hombres y las mujeres que descendían. Se arrimaban para oír con cierta extrañeza un lenguaje incomprensible: el alemán bajo o Plautdietsch. 32 32 Íbid, p. 102.

Y de esta manera, desde 1922, menonitas y chihuahuenses han tenido que convivir en un mismo espacio, no sin ciertos roces originados por las relaciones entre grupos que ocupan un mismo lugar, ya que las diferencias culturales pueden ofrecer nuevas posibilidades de socialización, pero también pueden generar nuevas fuentes de conflicto. El proyecto de colonización que se llevó a cabo con los menonitas en el estado de Chihuahua implicó, necesariamente, el contacto entre la población originaria y los miembros de dicha comunidad religiosa. “En todo proceso de colonización se vinculan dos o más espacios, dos o más pueblos; cada uno con su cultura, su historia y su política particular”. 33 33 Xochitl Leyva y Gabriel Ascencio, Colonización, cultura y sociedad, México, Universidad de Ciencias Artes del Estado de Chiapas, 1997, p. 14. Por lo tanto, la coexistencia de ambos grupos generó conflictos entre ellos. 

Sin embargo, la vida cotidiana entre los colonos y los chihuahuenses se fue suavizando, gracias a la floreciente economía agraria menonita que muy pronto se convirtió en una importante fuente de empleo para los habitantes de ese lugar. En San Antonio de Arenales primero, y luego en Ciudad Cuauhtémoc, las aldeas establecidas crecían año con año y disfrutaban de cosechas abundantes. “En torno a la Laguna de Bustillos los terrenos de agostadero fueron convirtiéndose poco a poco en tierras de cultivo, y de trecho en trecho, sobre las mesetas ocupadas por los campos de avena, fueron creándose pequeñas aldeas tipo europeo, con calles rectas y casas amplias, de dos pisos y techos de dos a cuatro aguas, ventiladas, limpias y rodeadas de jardín y huerto”. 34 34 Fernando Jordán, Crónica de un país Bárbaro, Chihuahua, Centro Librero La Prensa, 1981, p. 369.

Aunque no todos los menonitas que han llegado a nuestro país se han quedado a vivir en Chihuahua, para los primeros menonitas de la Vieja Orden que se asentaron en el estado, San Antonio de Arenales se convirtió en el lugar central de su comunidad. 35 35 En la actualidad, unos 75 mil menonitas habitan los estados de Chihuahua y Durango, aunque existen colonias más pequeñas en Zacatecas y otros estados del país. En Chihuahua viven alrededor de 50 mil menonitas repartidos en 21 colonias, de los cuales 30 mil 800 viven en el municipio de Cuauhtémoc. Dichos menonitas se encuentran aglutinados en dos grandes colonias: la Manitoba, con 65 campos, y la Swift Current, con otros 21. Datos proporcionados por el Programa Sectorial Chihuahua Vive con los Menonitas. Con 21 colonias en el estado y más de 188 campos, desde su llegada los menonitas de la Vieja Orden han trabajado arduamente para abrir las tierras de Chihuahua al cultivo. Como respuesta a los privilegios gubernamentales para poder conservar su propia cultura y forma de vida, han sido incansables en sus actividades diarias. Por lo anterior, han beneficiado ampliamente a la comunidad chihuahuense e indígena, al apoyar con la venta de sus productos a la economía estatal y al generar fuentes de empleo. “Desarrollaron la elaboración y venta de los productos lácteos, así como de cereales, leguminosas, frutas y hortalizas, además del gran avance en la industria metal mecánica. Lo anterior dio como resultado la colocación de la ciudad de Cuauhtémoc como el tercer municipio más importante del estado…”. 36 36 Programa Sectorial Chihuahua Vive con los Menonitas, “Soy menonita y esta es mi historia”, México, Gobierno del Estado de Chihuahua, 2012, p. i.

Conclusiones

La llegada en tren de los menonitas del ala más conservadora, en 1922, sin duda marcó el inicio del progreso económico de lo que hoy en día es Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua. Sin embargo, su establecimiento estuvo marcado por diversos problemas, entre los cuales se encontraron las primeras demandas de reparto de tierras, y la puesta en marcha de diversos proyectos agrarios: las colonias y los ejidos. Después de todo, los menonitas compraron tierras a una de las grandes familias terratenientes de Chihuahua mediante una acción empresarial privada y, a pesar del entusiasmo federal en la recepción de los menonitas, su asentamiento no fue visto con la misma complacencia por el gobierno local y los residentes de la región. 37 37 Martina E. Will, “The Mennonite Colonization of Chihuahua: Reflections of Competing Visions”, en The Americas, No. 3, Vol. 53, 1997, p. 374. A final de cuentas, la familia Zuloaga fraccionó y vendió a buen precio algunas de sus propiedades, antes de que el gobierno las expropiara para la formación de ejidos. Por otro lado, los agraristas no estaban dispuestos a moverse a otras tierras, pues a sus ojos ellos eran los “herederos legítimos” de la hacienda de Bustillos, debido a los servicios prestados desde su creación en el siglo XIX. En este sentido, se originó una competencia por tierras entre dos grupos distintos que fue difícil de resolver.

 Lo anterior es un elemento que debe tomarse en cuenta al momento de examinar la relación con “el otro”, pues ayudó a generar el resentimiento con el que los menonitas fueron recibidos, desde un principio, por sus vecinos mexicanos. De esta forma, a pesar de los acuerdos a los que se llegaron con los pobladores del lugar para formar ejidos y colonias, éstos quedaron resentidos por lo que consideraban una imposición del Gobierno federal, que en lugar de promover la reforma agraria la obstaculizaba. 

En el caso que nos ocupa, el pragmatismo del presidente Obregón impuso a los chihuahuenses un encuentro con un grupo social por demás particular. 38 38 Aboites, op cit, 1992, p. 25. Y ese encuentro ha tenido distintas manifestaciones y formas a lo largo de los años. La llegada de los colonos en marzo de 1922 provocó primero la desconfianza de la población mexicana, unida a la precaución. Asimismo, generó asombro por su diferente aspecto físico, por su forma de trabajo, por su religión y sus costumbres. El rechazo hacia los menonitas se encadenó, en parte, con la compleja y difícil situación que vivió el campo mexicano durante el periodo posrevolucionario. Los menonitas sufrieron continuamente de robos, asaltos y otro tipo de crímenes desde su llegada. “La vida aquí fue muy difícil al principio, la gente mexicana robaba y asaltaba porque estaba en contra de los extranjeros”. 39 39 Katherine Renpenning, op cit, p. 382. Por ejemplo, en 1924 habitantes de La Quemada escribieron a las autoridades para quejarse por la existencia del tráfico ilegal de diversas mercancías en las colonias menonitas, ya que 

como estos señores desconocen nuestro idioma, nuestras costumbres y nuestras leyes, le compran lo que necesitan al primero que se les presenta en sus campos… y según parece estos señores tienen concesiones especiales, de las que no gozamos los nacionales, pues ellos dicen estar exentos de pagar contribuciones, dizque por determinado número de años, lo cual creemos es absolutamente inmoral y hasta criminal (en caso de ser cierto) por parte del mandatario que haya permitido semejantes privilegios a estos extranjeros con mengua de nuestros intereses, y desdeño de nuestra personalidad como mexicanos. 40 40 “Informe sobre división de finca ‘La Quemada’”, AHMC, Fondo Reconstrucción, Sección Administración, Subsección presidencia municipal, Serie Informes, Caja 5, Exp. 12, 1924.

Es importante señalar que la intolerancia y los prejuicios hacia el otro no se han manifestado en un solo sentido, es decir, de los mexicanos hacia los extranjeros, sino que también se ha expresado en sentido inverso, es decir, de los extranjeros hacia los mexicanos. Desde los inicios de su desarrollo como pueblo, los menonitas de los grupos más conservadores han recurrido a la migración como una forma de conservar la identidad y la integridad étnico-religiosa de su grupo. En ese sentido, a lo largo de su historia han sido los propios menonitas los que han decidido alienarse de los demás por su propia concepción del mundo y sus prácticas religiosas. Así, no hay que perder de vista que llegaron a nuestro país en la búsqueda de condiciones que permitieran salvaguardar sus creencias religiosas y sus arreglos culturales, por lo que siguen manteniendo una fuerte cohesión social y un rechazo a las costumbres del exterior.

La creciente urbanización de las regiones en las cuales los menonitas se encuentran ha provocado, sin embargo, ciertos cambios en sus actitudes y tradiciones sobre diversos temas, especialmente en los últimos cuarenta años. Por ejemplo, a partir de la utilización de vehículos de motor con llantas de hule y de la introducción de la electricidad en los campos, durante la década de 1960, la comunidad aceptó la adopción de nuevas ideas y prácticas. De hecho, se comenzó a formar una corriente liberal dentro de los grupos más conservadores, la cual actualmente representa aproximadamente 20% de la población menonita en el estado de Chihuahua. 41 41 De acuerdo con Luis Aboites la formación de este grupo comenzó cuando, en la década de 1950, algunos menonitas Sommerfelder de Santa Clara decidieron contratar a unos maestros norteamericanos para mejorar la educación de sus hijos. Una década después algunos menonitas Altkolonier de Cuauhtémoc comenzaron a utilizar camionetas o pick ups. Debido a que estas prácticas no eran bien vistas por los obispos de las comunidades, algunos miembros fueron expulsados de los campos. En 1968 los menonitas expulsados de Santa Clara y Manitoba, así como algunos menonitas provenientes de Rusia, crearon una nueva iglesia llamada Iglesia Menonita de México. De esta forma, pudieron continuar con su religión, pero adoptaron prácticas y costumbres más abiertas. Véase, Luis Aboites, op cit, 1993, p. 28.
En realidad los menonitas de Chihuahua son una gama compleja de grupos e iglesias. Según Cornelio Heinrich, un menonita que trabaja para el Programa Sectorial Chihuahua Vive con los Menonitas, los grupos conservadores pertenecientes a las iglesias tradicionales conocidas como Altkolonier, Reinlander y Sommerfelder representan el 80% de la comunidad, mientras que los liberales el 5%. En medio de estos extremos hay toda una gama de menonitas intermedios, que representan el 15% de la comunidad. Cuando los menonitas se bautizan pueden elegir la iglesia a la cual quieren pertenecer.
Una forma muy fácil de identificarlos es por medio de su vestimenta. Con una tradición de cuatro siglos, los vestidos de los menonitas más conservadores no han cambiado mucho. Las mujeres desde niñas usan vestidos anchos y floreados con un fondo negro o de algún color oscuro. Sobre sus hombros llevan chales negros o floreados y en sus cabezas llevan sombreros anchos con listones de colores y pañoletas de color blanco para el caso de las solteras y negro para las casadas. Los hombres usan pantalones de pechera con sombrero de palma y los domingos, o en ocasiones especiales, usan traje negro con camisa también negra y sin corbata y sombrero de fieltro de alas anchas. Por su parte, las mujeres liberales ya no utilizan estos vestidos. De hecho, se pueden vestir como quieran. Lo mismo sucede con los hombres que forman parte de los grupos liberales, aunque éstos conservan un poco más su forma de vestir. Es decir, utilizan jeans o pantalones de pechera con camisas a cuadros.
Dicha corriente aún sostiene que es importante vivir una vida simple para cumplir con lo que dictan las Sagradas Escrituras, pero creen que es posible un alejamiento del pecado en diversos contextos. 42 42 Lorenzo Cañas, “Control cultural y menonitas de la Vieja Orden”, en Sociedad y Religión, No. 16/17, 1998, p. 28. Es decir, se han modernizado pero aún conservan los valores básicos de su religión. Así, en la actualidad hay grupos menonitas que siguen un modelo tradicional de vida con fuertes controles sociales vigentes, donde lo religioso y lo secular se mezclan indistintamente. Otros sectores son más abiertos y progresivamente han adoptado ciertos rasgos y costumbres de las sociedades que les rodean. 

De esta manera, la forma de vida de los menonitas de los grupos más conservadores que habitan los campos Manitoba y Swift Current ha cambiado con el paso de los años. De hecho, podría decirse que los menonitas de la Vieja Orden que habitan el estado de Chihuahua y, particularmente, Ciudad Cuauhtémoc, sólo llevan en el nombre su marcado tradicionalismo, pues aunque siguen practicando algunas de sus costumbres como lo hacían sus antepasados, se han ido abriendo a otros estilos de vida. A pesar de que su fe les impone mantenerse alejados del mundo exterior, la mayoría de los menonitas conservadores han incorporado elementos de la población que los rodea. Por ejemplo, utilizan energía eléctrica tanto en sus negocios como en sus casas; manejan vehículos de motor como transporte y para trabajar los campos; han aprendido a hablar español y cuentan con un hospital de la Cruz Roja y un hospital perteneciente a los servicios de salud del Estado. De esta forma, se ha generado una integración creciente con la sociedad que los rodea.

Así, ambos grupos han encontrado formas de convivencia que han permitido la estancia de los menonitas hasta nuestros días, a pesar de que éstos han permanecido “encerrados” en sus colonias, pues siguen manteniendo sus costumbres, como la utilización del alemán bajo como su idioma primordial y el uso de su vestimenta típica. Es decir, sus costumbres y tradiciones conservadoras han permanecido en la gran mayoría de sus habitantes. De hecho, los menonitas de Cuauhtémoc ya no son conservadores en cuanto a la mecanización y el uso de la electricidad, pero sí en cuanto a la forma en que se llevan a cabo sus servicios dominicales, a la Iglesia y en cuanto a sus tradiciones religiosas y la educación de los niños. Es decir, todavía se encuentran en una situación jurídica excepcional reconocida por el Estado mexicano.

Bibliografía

Fuentes documentales
Archivo General de la Nación:
Fondos: 
Obregón Calles (O-C)
Archivo Histórico Municipal de Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua (AHMC)

Fuentes orales
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Abraham Peters, menonita del campo 1B, 12 de julio de 2013. 
Carmen Ramírez Campos y Cornelio Heinrich, funcionarios del programa estatal Chihuahua Vive con los Menonitas, 24 de julio de 2013. 

Fuentes hemerográficas
Periódicos:
Correo del Norte, Edición especial Cuauhtémoc (2008)
El Correo de Chihuahua (1925-1926)
El Diario de Chihuahua (2003, 2012-2013)
Excélsior (1922)

Revistas y otras publicaciones
Programa Sectorial Chihuahua Vive con los Menonitas, Soy menonita, y esta es mi historia…, México, Gobierno del Estado de Chihuahua, 2012.  

Fuentes bibliográficas

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En la siguiente imagen podemos apreciar los imaginarios sobre el CRTA (lo conocido y deseable), y lo que queda fuera de él (lo salvaje desconocido).


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